A principios de este mes se han empezado ya las grabaciones de la introducción del que será nuestro segundo disco. Esa intro cuenta con “venga” músicos y colaboradores y venga instrumentos… suponemos que estaremos todo el mes de noviembre grabando ese despliegue de gente y preparando y montando el tema.
Creemos que para principios de Diciembre, entramos nosotros a estudio a grabar los temas nuevos.
Y es ahí donde empieza mi pesadilla…
Prefiero tocar diez directos seguidos bajo condiciones atmosféricas adversas antes que grabar uno solo tema cortito en un estudio.
Y es que resulta que tocar la batería puede ser algo realmente alucinante, y la descarga de adrenalina y el subidón son sensaciones palpables… pero cuando se ensaya o cuando se toca en directo. Cuando se tiene que tocar en un estudio la cosa cambia radicalmente.
Estás solo, en la “pecera”, sin ningún tipo de aparato de aire acondicionado ni nada por el estilo, ya que cualquier ruido podría estropear la grabación. Hace un calor infernal, y teniendo en cuenta que tienes que tocar la batería, un instrumento que es 90% físico, pues puedes imaginar como acabas.
Pero eso no es todo. La batería es lo primero que se graba, porque se necesita una base rítmica antes de ir añadiendo los demás instrumentos. Así que volvemos… estás en una “pecera” en el infierno, solo, y con unos auriculares donde sientes, por encima de las indicaciones de los demás, que van o tocando o señalando por qué parte de la canción vas, el pip – pop – pip – pop – pip de la claqueta. Ese pip – pop – pip – pop – pip te va marcando el ritmo de la canción. Milimétricamente, preciso y constante… durante todos los minutos que dura la canción tienes ese pip – pop – pip – pop – pip sonando en la cabeza. Fallas en una redoble, se te va el ritmo, o cualquier movida que pase, y se tiene que repetir el tema, una y otra vez, y el pip – pop – pip – pop – pip ahí, omnipresente. Vuelves a repetir, así cinco, diez, doce, las veces que haga falta, lo repites una y otra vez hasta que todo esté perfecto y cuadrado con el pip – pop – pip – pop – pip.
Si llevas 6 horas grabando, son 6 horas en compañía constante del pip – pop – pip – pop – pip.
Cuando termino de grabar, me suelo ir a casa, ducharme, comer algo y ponerme a hacer mis cosas, pero si cierro los ojos, puedo sentir el pip – pop – pip – pop – pip dentro de mi cabeza.
Otra cosa mala es que la batería es lo primero que se graba, con lo que el resultado final no lo puedes escuchar hasta que los demás hayan terminado de grabar sus instrumentos por encima de la base de la batería. Cuando un guitarra graba, ya tiene la batería y el bajo, y puede que algo más, y puede escuchar como queda el conjunto, pero yo no, cuando termino solo puedo tener una ligera idea de cómo quedará.
Solo al final, cuando todos han grabado, y se ha hecho la primera mezcla, es cuando puedo escuchar el resultado de mi trabajo, relajarme y desconectar de dentro de mi cabeza el irritante pip – pop – pip – pop – pip.
Pip – pop – pip – pop – pip
Pip – pop – pip – pop – pip
Pip – pop – pip – pop – pip
Rubert
1 comentario:
bendita claka
pero trankilo, en los conservatorios tampoco se la ponen a los estudiantes,
a si salimos
en fin, desde aki hacer una defensa de nuestr gran incomprendida claka, metronomo, caja de ritmos o pip-pop-pip-
deberia ser nuestra amiga, todo nos iria mejor a los musicos si no la rechazasemos
puxa la claka (puxa esta en asturianu)
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